La exposición Toledo-Monsiváis es un homenaje a dos personajes fundamentales en la cultura en México, al tiempo que es una celebración de su amistad. El montaje evidencia los lazos más fuertes entre ellos: su aprecio por el arte y su afán por participar en causas sociales. El recorrido compuesto por 68 obras coleccionadas por Carlos Monsiváis –varias de ellas obsequios del propio Toledo—, se apoya en frases seleccionadas de entre las vastas líneas que escribió el cronista-ensayista sobre el trabajo del artista juchiteco.

Están presentes en el guion: las recurrentes representaciones de elementos sexuales y animales –algunas veces con características fantásticas—; la serie Lo que el viento a Juárez en la que a partir de una mezcla de técnicas, el artista elabora retratos nada convencionales del presidente oaxaqueño; acuarelas referentes a la lucha libre; una estampa que rinde homenaje a José Guadalupe Posada; un aguafuerte en el que se exige la libertad de Víctor Yodo, dirigente de la Coalición Obrero Campesino Estudiantil del Istmo (COCEI); un cuaderno de apuntes de Toledo dedicado a Monsiváis, tres libros ilustrados por Toledo: XII poemas de Verónica Volkov, El informe para una academia de Franz Kafka y la edición especial del Nuevo catecismo para indios remisos, escrito por Carlos Monsiváis, en el que Toledo intervino con humor negro una serie de grabados religiosos del siglo XVIII.

La muestra organizada por el Museo del Estanquillo ha itinerado con éxito a varias sedes de la república y una pequeña versión a Colombia, siendo hoy, por el reciente fallecimiento de Francisco Toledo, más que oportuna su presencia en el Museo de los Pintores Oaxaqueños, museo que en el 2019 cumple 15 años.